viernes, 1 de agosto de 2014

58 de 365 Mis yerbas

1 de agosto, comienza el mes mas festivo y para mi caluroso del año, digo para mi pues siempre hay gente que opine que es julio, en fin cosas mías, jajaja, hoy la imagen es de uno de mis vasos particulares, tengo tres vaso exclusivos para mis yerbas, jajaja, a los invitados que suelo tener muchos a probar la infinidad de pócimas que poseo, jajaja, se las sirvo en un vaso normal de agua, y quedan sumamente satisfechos, cada vez me estoy sofisticando mas en su elaboración, ahora por ejemplo las sirvo con azúcar de caña, pero caña, caña, nada de azúcar morena que eso es solo un tinte que le echan, jajaja.
Tengo algun@s parroquianos que vienen a menudo a probar mis deliciosas infusiones, ejemplo mis amigas pe y celi, mis hermanas mayores, Carmenchu que ya las conoce y ha disfrutado de ellas también, Enrique, Jesús y algunos espontáneos que cuando se las ofrezco como les digo yerbas, jajaja, siempre piensan en estupefacientes, jajaja.
Por hoy lo dejo ya, como siempre espero os guste tanto la imagen, la frase y el cuento.
Mañana mas.




Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no "se inclina ante los niños" (Khalil Gibran)

                            "La Taza de Té"
 (Un cuento sobre la humildad)

Un profesor de una prestigiosa universidad, muy respetado y temido por sus alumnos debido a su gran dominio de los más diversos temas y su carácter autoritario, viajó una vez a Japón a entrevistarse con un famoso sabio que vivía retirado en una modesta casa de campo, dedicado al estudio y la escritura. 
El profesor en cuestión, estaba acostumbrado a tener la última palabra en todo y desechaba frecuentemente las opiniones de los demás, a quienes intimidaba con su inmensa erudición, su petulancia y su arrogancia. 
En cuanto llego a la casa del sabio, el profesor empezó a hablar del tema que iba a ser tratado en la visita. Hablaba sin parar, citando frases de famosos personajes a cada momento, refiriéndose a los innumerables libros que había leído y a las muchas conferencias que había dictado acerca de ese y otros tantos temas. 
El sabio aprovecho una pausa en el monologo del profesor para preguntarle si le apetecía una taza de té este le dijo que si y continuoo su perorata. 
Mientras el profesor hablaba, el sabio se dedicó a llenarle su taza. 
Comenzó echando el té poco a poco, primero hasta la mitad y luego hasta el borde de la taza, Pero al llegar allí no se detuvo, sino que siguió echando té y más té, con toda la naturalidad del mundo, hasta que el liquido desbordo también el plato, y, comenzó a manchar el mantel, todo esto lo hacía sonriendo y escuchando al profesor, como si no pasara nada, El profesor no se dio cuenta al principio, pues estaba demasiado entretenido escuchándose hablar a si mismo, pero en cuanto se percató, después de un buennn rato, quedó estupefacto. 
-LA TAZA ESTA LLENA!!!..YA NO LE CABE MAS!!- gritó 
-Lo mismo te pasa a ti- le dijo el sabio, con tranquilidad. 
-Tú también estas lleno de toda tu erudición, de todos los autores que citas, de todos los libros que has leído, de tus propias opiniones y tus ideas acerca de todo... Como vas a poder escucharme o aprender algo de lo que yo puedo enseñarte, si antes no vacías la taza?... Impresionado por esta lección que le acababa de dar este hombre, el profesor se propuso tener en cuenta, a partir de ese momento, la sabiduría de sus contemporáneos.


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