lunes, 8 de septiembre de 2014

96 de 365 La tripa Atrapasmoscas

8 de septiembre, ayer le dimos fin a las fiestas patronales en el lugar, y  comenzarón las mismas en Albacete capital, jajaja, hoy la entrada esta dedicada a un artilugio que hace tiempo tenia ya olvidado, solo recordaba que era eficiente donde había animales, mulas, burros, ovejas o cualquier animal de granja, eran las famosa tiras anti-moscas, llamadas así por que las cansinas moscas eran las que mas se notaban que caían en su pegamento, pero incluían entre sus victimas a mosquitos, avispas, abejas, mariposillas todo bicho viviente, se salvaban los rastreros pues este aparato se colgaba del techo y allí con su color amarillento que al final siempre acababa en negro, destacaba en toda la habitación, patio, cámara o porche, allá donde la colocaras llamaba la atención.
Bueno el otro día en una visita que hice la vi colgaba de un árbol, en medio de un patio enorme, allí estaba, de todas formas quiero decir que o estaba pasada o ya termino su vida como atrapamoscas, pues nos comían, jajajajaj, era imposible tener la boca abierta, pero bueno me hizo recordar viejos tiempo y por eso le dedico esta entrada, espero como siempre os guste o por lo menos os entretenga y como siempre.
Mañana mas.




LAS MOSCAS 

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,

vosotras, moscas vulgares,

me evocáis todas las cosas.
¡Oh, viejas moscas voraces

como abejas en abril,

viejas moscas pertinaces

sobre mi calva infantil!
¡Moscas del primer hastío

en el salón familiar,

las claras tardes de estío

en que yo empecé a soñar!
Y en la aborrecida escuela,

raudas moscas divertidas,

perseguidas

por amor de lo que vuela,
—que todo es volar—, sonoras

rebotando en los cristales

en los días otoñales…

Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,

de mi juventud dorada;

de esta segunda inocencia,

que da en no creer en nada,
de siempre… Moscas vulgares,

que de puro familiares

no tendréis digno cantor:

yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,

sobre el librote cerrado,

sobre la carta de amor,

sobre los párpados yertos

de los muertos.
Inevitables golosas,

que ni labráis como abejas,

ni brilláis cual mariposas;

pequeñitas, revoltosas,

vosotras, amigas viejas,

me evocáis todas las cosas.

                                                      A.Machado

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