martes, 28 de abril de 2015

328 de 365 Centro comercial

Hoy tenemos cumpleaños, se trata del amigo Rafa Iniesta, vecino actualmente de la provincia de Alicante , aunque el confiesa llevar muy dentro el lugar, y es lo que debemos creernos, jejeje, felicidades Rafa, últimamente no hablamos mucho, pero sabemos que estamos y es lo importante, un abrazo amigo.
La instantanea de hoy corresponde a un gran centro comercial de nuestra tierra, en plena llanura manchega, en la ciudad mas populosa de la región, y a pesar de ser la ciudad mas grande, pocas veces vi Imaginalia lleno, ni con calor ni con frió, podemos llenar este  gran espacio de ventas y diversión, pero estos años atrás de bonanza impulsaron centros comerciales como si se tratasen de criaderos de champiñón, en fin espero os guste y ya sabeis:
Mañana mas.






















                             El centro comercial
Estela era una de las muchas personas que acudían al centro comercial a diario, ese día ella necesitaba comprar algunas cosas para unas diligencias que tendría en los días posteriores; el parque del recinto se vislumbraba a rebalsar, por lo que Estela se tardó casi una hora en encontrar un puesto vació que tuvo que disputar con un malhumorado señor de bigote tupido. Al aproximarse a una de las entradas del recinto ante Estela se imponía una estructura vasta, un armatoste de concreto de tres pisos, no es la primera vez que Estela acudía al centro comercial, antes había ido con sus pequeños hijos después de sus clases, en un intento de evitarse la molestia de prepararles almuerzo, muchas veces no somos conscientes de lo que comemos, y de que eso que ingerimos es para nuestro organismo un engrudo dañino de mal gusto, claro, lo esencial es mantener al paladar consentido a expensas del resto de nuestro cuerpo y en eso se especializan los de la comida rápida; Estela caminaba apresurada entre los pasillos buscando el negocio de su conveniencia, a sus lados aparecían una infinidad de vitrinas con cosas brillantes y bonitas que incitaban a ser compradas: muchas de las cosas que son puestas a la venta obedecen no a una necesidad real por ellas, sino por el simple gusto o estatus que estas nos generan, las tiendas se vacían de sus cosas, nuestras casas se llenan de objetos sin valor y estamos conformes con eso. El tiempo pasaba más rapido de lo que Estela podía imaginar, sin darse cuenta ya tenia un par de bolsas de compra en las manos que ni ella era capaz de explicar, pero aun faltaba rato para terminar su visita, las personas pasaban a la par de ella, veían las vitrinas y se detenían alegres viendo que cosas podían conseguir en una vorágine de gasto que es tan común en nuestros días, pareciera que el dinero, ese bien que tanto empeño ponemos en conseguir es una especie de mal del cual tenemos que deshacernos rápidamente, quemar y quemar, gastar y gastar. En la cabeza de Estela eso pasaba por su mente, de repente miles de cosas pendientes de conseguir se le vinieron de la nada, ella caminada, entraba, veía, salía y compraba en un circulo idéntico cuya diferencia eran las cosas que ella compraba. El tiempo pasaba, y en los brazos de Estela ya no colgaban un par de bolsas, sino seis, ocho o diez; ni ella misma estaba segura de todo lo que compraba. Poco a poco Estela se sentía atraída por los letreros luminosos y cuerpos esbeltos que aparecían por doquier. Los anuncios publicitarios se han convertido en los nuevos árboles de nuestra jungla de cemento. En todos lados se ofrece lo mejor, el remedio ultimo para la satisfacción de los problemas de las personas, el ultimo ungüento, el ultimo par de zapatos, el alimento mas delicioso, un sin fin de cosas; cosas, tan vacías como las mismas personas que las concibieron. Estela se encostraba a si misma abstraída por todo lo que ese lugar le ofrecía. Cada vez se hacía mas tarde y Estela empezó a tener hambre, miró a su alrededor y en ingresó en un establecimiento de hamburguesas con la intención de saciar esa hambre que misteriosamente había surgido en ella; en la puerta del establecimiento, un muchacho de cabello largo, camisa a cuadros, un poco alto y con expresión taciturna se ofreció a tenerle la puerta para que ella pudiera entrar pues ella tenía muchas bolsas en las manos; el muchacho luego de esto se marchó. Eso que comes, no es comida real, y tu lo sabes muy bien. Estela buscó asiento y luego se dirigió a hacer su pedido, se decidió por la hamburguesa con más carne que había en el mostrador, las personas sentadas en el restaurante trabajosamente trataban de terminar la comida que habían ordenado, lucían preocupados algunos de ellos. Estela engullía enérgicamente su comida, respiraba trabajosamente, llego un momento en que se detuvo, apenada, y recordó su sobrepeso que tanto había aquejado su vida desde  hace algun tiempo; apenada dejo su hamburguesa a medio comer y se marchó de ahí. Hay muchas maneras de vivir una vida, sin embargo, solo tienes una, aprovéchala, cuídate y aprende a ser feliz... si no, prepárate para conocer el lado tortuoso de ella. Estela salió la parqueo del centro comercial, era muy tarde ya, su escapada había tomado más tiempo del debido; pero se dio cuenta de que el parqueo estaba repleto, eran hileras de automóviles que buscaban un puesto, pero eran tantos que ni siquiera avanzaban, de ellos emanaba un humo negro con hedor a quemado que daba a ese lugar una apariencia nebulosa; los conductores evidenciaban rostros de desesperación y angustia por querer salir de allí. Estela, presa del miedo, dio media vuelta y entró de nuevo al centro comercial.

Erick Pacas 

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