Como siempre aviso, esta imagen la hace aproximadamente sobre el 23 de marzo, es un ciruelo en flor, después del protagonismo de los almendros, cerezos, y otros, también he querido mostrar el enorme encanto que tiene este ciruelo, ahora con sus insignificantes flores, pero que nos regala unos hermosos frutos grandes rojos, redondos, carnosos y prietos, y que todos los años me acerco a probar, merece la pena acercarte al árbol y coger una pieza, en su punto, con todo su jugo, eso no tiene precio, cualquier alimento recién cogido es una de las cosas que mas placer da. Bueno espero os guste y ya sabeis:
Mañana mas.
EL CIRUELO
Erase una vez un señor que se llamaba Guillermo mejor
conocido como Don Memo, tenía una huerta llena de árboles frutales donde había
infinidad arboles de toda clases arboles: duraznos, manzanos, mangos, uvas,
peras, naranjas y hasta el fondo de la huerta un árbol de ciruelos viejo y
olvidado que hace años fue frondoso y daba bastantes frutos pero que con el
tiempo fue perdiendo su belleza, otros árboles fueron sembrados en el terreno y
el ciruelo se comenzó a llenar de hierba mala. Poco a poco fue olvidado. Hasta
que un día que el señor Memo recorría y recogía los frutos de temporada de los
diversos árboles se dio cuenta que el ciruelo estaba viejo y que solo estaba de
más, busco y busco ciruelas pero no encontró siquiera una flor de fruto, en
ello decidió cortar el árbol fue por su hacha y comenzó a tratar de cortarlo
pero tal fue la sorpresa que no pudo hacerlo porque las raíces del árbol
estaban tan sorprendentemente duras intento con una sierra eléctrica pero
tampoco y así pasaron los días, y día a día el señor intentaba cortarlo sin
obtener éxito alguno decidió que sería mejor quemarlo, hasta que un día se
hartó justo cuando estaba dispuesto a quemarlo llego su hija y lo detuvo, ella
se acercó al ciruelo y empezó a recordar viejos tiempos, ella recordó que
cuando era niña su papa le hizo un columpio y que con la fruta del ciruelo
hacían derivados junto con toda la familia y que en una ocasión hicieron una
casa en ese árbol tan frondoso, al cabo de unos días fue por una cuerda y una
llanta para volver a elaborar un columpio, al cabo de un tiempo empezó a
mecerse y se dio cuenta que empezaba a enverdecer y comenzaron a caer las
ciruelas casi por arte de magia, al ver esto Don Memo muy arrepentido de haber
querido cortarlo, entonces el árbol volvió a hacer tan importante como en un
principio. Cuándo el ciruelo daba bastantes frutos y la sombra que les regalaba
el follaje en verano. En cuanto regreso la hija de Don Memo de la ciudad,
empezaron a caer las ciruelas su hija tan entusiasmada como antes empezó a
juntar ciruelas e hizo mermelada, pollo, paste de ciruela y una infinidad de
recetas que tenía su abuela sobre ciruelas. Este viejo y olvidado árbol se
volvió en el árbol con más follaje de toda la huerta desde lo lejos de la casa
se apreciaba el enorme árbol. Después de convirtió en el árbol más bonito de la
huerta porque daba las más ricas y deliciosas ciruelas en esa huerta, ya que
las ciruelas. Con esto la familia de Don Memo retomo el negocio de vender los
derivados de las ciruelas por lo que al volver empezar retomaron su viejo
puesto entre los mejores vendedores de ciruelas. Retomaron todos los aspectos,
con esto los vecinos de la comunidad al no querer competencia le negaban la
distribución ya que después de unos años los vendedores de esta comunidad
hicieron un pequeño sindicato. Celosos de su afortunada suerte decidieron
sabotear sus ventas, sus productos y su hermoso árbol.
Izamar Cardona Pelcastre
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