sábado, 27 de diciembre de 2014

206 de 365 Consumismo navideño

Hoy la entrada es un poco reivindicativa, bueno al final todos hacemos lo mismo, ya no tenemos solución, en estas fechas en la que estamos, donde solo hay gasto y consumismo, donde constantemente nos bombardean con publicidades y propagandas mil, deberíamos detenernos un poco y pensar en el autentico sentido de la Navidad, sinceramente no creo que por que  nos dediquemos a colgar guirnaldas, bolas  y campanillas en un abeto de plástico y distribuir las figuritas del nacimiento, al tuntún, por eso nadie se va a querer mas.
La verdadera y el espíritu navideño comenzó cuando San francisco de Asís hace ya unos siglos pidió permiso al Papa para poder montar un Portal Divino, en una cueva con figuritas de carne y hueso, y todo para que el pueblo sintiera y comprendiera que significaba la Navidad.

Ni que decir que hoy la celebración de la navidad es otra muy distinta, pues los símbolos navideños son explotados por un consumismo descarado que los exhibe sin escrúpulos para tapar hasta los más improfanables sentimientos. Aunque lo más dramático de esta circunstancia es la resignación con que nos lo tomamos año tras año. Tal vez sea ésta la penitencia del pecado de tanto consumir, que nos acaba pervirtiendo de tal manera que, drogados por tanto valor prosaico, confundimos nuestro verdadero fin vital con lo que de material acaparamos. Esta es la mentira que entre polvorones y panderetas nos tragamos cada vez que volvemos a caer en este engaño.
Bueno espero os guste la imagen y ya sabeis :
Mañana mas.

















        RESUMEN DE UN  CUENTO DE NAVIDAD
El señor Scrooge es un hombre avaro, tacaño y solitario, que no celebra la Navidad, y solo piensa en ganar dinero.
Una víspera de Navidad, Scrooge recibe la visita del fantasma de su antiguo socio, muerto años atrás. Este le cuenta que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. Le anuncia que a él le espera un destino aún peor, y le avisa de que tendrá una última oportunidad de cambiar cuando reciba la visita de los tres espíritus de la Navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción.
Esa noche aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y añoranza antes de su adicción por el trabajo y su desmedido afán de dinero.
El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado Bob, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la navidad.
También le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad; incluso su propio sobrino, Fred, quien lo hace de una manera irónica pero alegre, ya que nadie quiere la presencia del avaro. Antes de desaparecer a medianoche, el espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humano: la Ignorancia y la Necesidad.
El terrible y sombrío Espíritu del Futuro le muestra el destino de los avaros. Su casa saqueada por los pobres, el recuerdo gris de sus amigos de la Bolsa de Valores, la muerte del pequeño Tim y lo más espantoso: su propia tumba, ante la cual Scrooge se horroriza de tal forma que suplica una nueva oportunidad para cambiar. Entonces, el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un hombre generoso y amable, que celebra la Navidad y ayuda a quienes le rodean.
                     Charles Dickens

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