viernes, 12 de diciembre de 2014

191 de 365 Las Guadalupanas

Hoy quiero recordar a unas chicas que aun siguen estando presentes en el lugar, ya hace unos meses nos dejaron, sin querer, pero nos dejaron, y hoy en el día de la Virgen de Guadalupe les quiero dedicar esta entrada, se lo merecen, son unas guadalupanas de altura, sempre dispuestas a cantarnos su canción: 
                 Desde el cielo una hermosa mañana,
                 desde el cielo una hermosa mañana,
                   la Guadalupana, la Guadalupana. 
                   la Guadalupana bajo al Tepeyac...

que momentos hemos pasado juntos, y yo en concreto muy pocos, pero algunas personas del amarrao tienen mucha vida compartida  con ellas, en estos momentos recuerdo a Marisol, Mari Carmen, la Ena, Toñi, Luci y un montón de amarrad@s mas que compartieron con ellas mucho y de mucha calidad.
El grupo de teatro, catequistas, cofradías, en fin estaban ya muy vinculadas a nuestro lugar, pero las ordenes son así, tanto militares como religiosas, y se deben acatar las ordenanzas, no hay otra, bueno solo recordar a todas pero muy especialmente a las ultimas luchadoras que compartieron sus vidas con nosotros, Violeta y Candelaria, son las que mas conocí y eran verdaderamente gente maravillosa, desde este blog y deseándoos lo mejor allá donde os envíen con una nueva misión, os recordamos siempre.
                 ¡¡¡Viva la Virgen de Guadalupe!!!
                 ¡¡¡ Viva nuestro Amarrao!!!
Espero os guste y ya sabeis:
Mañana mas.






Oración a la Virgen de Guadalupe

Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
Amén.

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