viernes, 23 de enero de 2015

233 de 365 La partida jubilosa

Hoy la imagen corresponde a una escena que presencie hace unos días en una cita que tenia en el centro de día del lugar, acudí para una reunión de una asociación a la que pertenezco y al saber que mi Julieta estaba de partida, entre en su particular casino de chicas, (eso hay que aclararlo bien hay dos departamentos o habitaciones, la izquierda es donde juegan las féminas y la derecha y donde esta el bar es donde juegan los chicos) jajajaja, nada de revueltos que aun son chicas de la vieja escuela.
El escenario era un poco triste, solo había una mesa en un salón tan grande, según me comentaron hay muchas bajas en invierno, pero me cuentan que en otras temporadas el numero de jugadoras aumenta, bueno os dejo con esta instantánea tan, para mi agradable y ya sabeis:

Mañana mas.


















             
               Elogio sentimental de la baraja

En todas las casas había, por lo menos, una baraja, aunque no hubiera ningún libro. No era extraño que sobreviviera a varias generaciones. Las cartas de los cuatro palos -oros, copas, espadas y bastos, “mariquita se lleva los cuartos”- pasaban por las manos temblorosas de los abuelos, las tiernas y revoltosas de los niños desde antes del uso de razón, las del ama de casa entre puchero y puchero y las manos ásperas y sudorosas con tierra entre las uñas del hombre del campo o del pastor. Los naipes olían a vino, a sudor y a tabaco. Llevaban bien impreso el ADN de toda la familia. Se jugaba en la mesa de la cocina, cerca del fuego, sobre un hule, o en la mesa redonda de la salita de estar, con faldas y brasero, junto al balcón. Las mujeres jugaban a la brisca. Una perra gorda o un real por partida. La menguada economía no daba para más. Jugando a la baraja se olvidaban un rato del luto y las frustraciones. Hacían corro en la calle en el buen tiempo, y se refugiaban en el trasnocho de la majada en invierno. Los hombres se jugaban al guiñote o al tute arrastrado en la taberna los domingos por la tarde el cuartillo de vino reglamentario para pasar los salados arenques de barril.
                                                               elcantodelcucuo 

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