Día 4 de enero, ya estamos subiendo la cuesta y para querer que vaya deprisa y se pase pronto este calvario, aun nos quedan los reyes para rematar la faena, jajajaja. En fin todo llega y todo pasa, hoy la instantanea esa dedicada a un regalo navideño que nos ha traído la vecina.
Angelines y Julian son mis vecinos temporales, les llamo así pues son unos troteros, viven en tres sitios diferentes a lo largo del año, sin contar cuando se van de ruta o vacaciones que esa es otra, jajajaja.
Lo dicho ese día en concreto Angelines tenia invitados a la mesa y entre las delicatessen que les preparo estaban estos ejemplares de caracol, a mi personalmente no es un plato que me vuelva loco, pero al ser preparados por mi vecina los probé y verdaderamente estaban deliciosos, con un ligero sabor picante que es el toque que da alegría a este suculento manjar, están de muerte, sabrosos y con el picante justo para como yo que tengo el estomago remilgado y no quiero pensar que lo que me como es simplemente un gusano; bueno os dejo la imagen, espero os guste y ya sabeis:
Mañana mas.
El congreso de los caracoles
Vinieron de todas partes
los caracoles del mundo
para asistir a un congreso
sin que faltara ninguno.
De los cinco continentes
llegaron entusiasmados
unos volando en avión
otros navegando en barco;
y a pesar que se apuraron
y corrieron sin descanso
los que llegaron primero
se demoraron cuatro años.
En el centro de la plaza
este congreso juntó
un millón de caracoles
con sus cachitos al sol.
A toda esta multitud
no fue problema alojarla
porque cada uno vino
con casa propia en la espalda.
Como primera misión
los caracoles presentes
votaron para elegir
un caracol presidente.
Se escogió por mayoría
al caracol vietnamita
que venía en una hoja
tirada por mil chinitas.
Luego habló para quejarse
el embajador de España
porque a ellos se los comen
mezclados con ensaladas.
Al final hizo un discurso
el caracol de Sudáfrica
que habló contra las babosas
que andan piluchas, sin casa
Todos se hicieron amigos
y se entendieron muy bien
pues todos los caracoles
hablaban caracolés.
Después de un baile de gala
y un banquete suculento
se dieron besos y abrazos
y se terminó el congreso;
hace dos años se fueron
hacia sus casas de vuelta
pero caminan tan lento
que todavía no llegan.
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