sábado, 18 de julio de 2015

Santa María Magdalena - Novena, Sexto día

María Magdalena, te pido me ayudes a reconocer a Cristo en mi vida evitando las ocasiones de pecado. Ayúdame a lograr una verdadera conversión de corazón para que pueda demostrar con obras, mi amor a Dios. Amén.
 ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS 
¡Dios mío, uno y trino! Yo te adoro, creo en Ti, espero en Ti y te amo, te alabo y te ensalzo, ahora y para sobre todas las cosas, por Ti mismo, siempre te deseo ver, te obedezco, te amo, te doy infinitas gracias y me duelo por todo lo que me puede doler haberte ofendido, solamente por ser Tú quien eres. 
Me gozo de tus infinitos bienes y de tu infinita gloria; deseo ardientemente te adoren, te amen y te glorifiquen, y te ofrezco entre estas oraciones unidas con el amor humano Verbo, para con Santa María Magdalena, a tu mayor gloria y para honra del mismo humano Verbo y de su Santísima Madre y de la misma Santa María Magdalena. 
¡Dulcísimo Verbo humano! Te doy humildes y afectuosas gracias porque con tu divina luz ilustraste la mente de la Magdalena, y le heriste el corazón con tanto amor, que como sierva herida corrió a la fuente de su misericordia, a tus divinos pies, en donde con lágrimas y afectos intensísimos de dolor y de amor, lavó las manchas de su alma y alcanzó la perfecta remisión de sus culpas, y tan sobreabundantes gracias, que de pecadora se convirtió luego en una gran santa; te suplico por sus méritos me concedas a mí una íntima y perfecta contrición de mis pecados y el cumplido perdón de ellos y gracia abundante para que te sirva y ame en lo venidero, con inocencia de vida y fervor de caridad; por Ti mismo que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén


Aquí se pide la gracia que desea y después se rezará tres veces el Padre Nuestro y Ave María.

Discípula de los apóstoles, Magdalena Gloriosa, que creciste en el fervor y deseo de aumentar tu fe en el Divino Maestro Jesús
habiendo acompañado a su Sacrantísima Madre de Jesús durante todo el tiempo después de su dichoso paso fuiste desterrada de los judíos y entregada a la olas del mar para que allí perecieras y fuiste al Puerto de Marcella dónde difundiste la verdad del Evangelio haciendo prodigiosos milagros como fue mantener viva a una princesa que había muerto durante el parto y conservando la vida del infante.
No olvides Santa mía tus benditas manos concediéndonos un gran amor y honra a Dios, temor al pecado mortal, la
propagación de la fe en los infieles, el aumento de la devoción y tu ayuda en todos nuestros trabajos y la perpetua consolación en la Gloria. Amén.

Dulcísimo Verbo humanado, que quisiste que la Magdalena estuviese presente al lastimoso teatro de tu sacratísima pasión y muerte e hiciste que con penetrante dolor la sintiera, llorara e imitara por toda la vida, te suplico, por sus merecimientos, la esculpas en mi corazón, par que acordándome siempre de ella con íntima compasión y dolor, las llore y procure imitarla, viviendo desnudo de todo afecto terreno y crucificado con todas las penalidades que fueren de tu agrado, por tí mismo que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

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