jueves, 16 de julio de 2015

Santa María Magdalena - Novena, Cuarto día

Santa María Magdalena - Novena, Cuarto día 
Los datos evangélicos son estos: “Yendo por ciudades y aldeas, Jesús predicaba y evangelizaba el reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades. María llamada Magdalena, de la cual habían salido siete demonios, Juana, Susana, y otras que le servían con sus bienes”. 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
 ¡Dios mío, uno y trino! Yo te adoro, creo en Ti, espero en Ti y te amo, te alabo y te ensalzo, ahora y para sobre todas las cosas, por Ti mismo, siempre te deseo ver, te obedezco, te amo, te doy infinitas gracias y me duelo por todo lo que me puede doler haberte ofendido, solamente por ser Tú quien eres. 
Me gozo de tus infinitos bienes y de tu infinita gloria; deseo ardientemente te adoren, te amen y te glorifiquen, y te ofrezco entre estas oraciones unidas con el amor humano Verbo, para con Santa María Magdalena, a tu mayor gloria y para honra del mismo humano Verbo y de su Santísima Madre y de la misma Santa María Magdalena. 
¡Dulcísimo Verbo humano! Te doy humildes y afectuosas gracias porque con tu divina luz ilustraste la mente de la Magdalena, y le heriste el corazón con tanto amor, que como sierva herida corrió a la fuente de su misericordia, a tus divinos pies, en donde con lágrimas y afectos intensísimos de dolor y de amor, lavó las manchas de su alma y alcanzó la perfecta remisión de sus culpas, y tan sobreabundantes gracias, que de pecadora se convirtió luego en una gran santa; te suplico por sus méritos me concedas a mí una íntima y perfecta contrición de mis pecados y el cumplido perdón de ellos y gracia abundante para que te sirva y ame en lo venidero, con inocencia de vida y fervor de caridad; por Ti mismo que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén


Aquí se pide la gracia que desea y después se rezará tres veces el Padre Nuestro y Ave María.


CUARTO DÍA
Dulcísimo Verbo humanado, que por las lágrimas y ruegos de Santa María Magdalena te dignaste resucitar a su hermano Lázaro que olía mal en la sepultura; por sus méritos te suplico, Redentor mío, que llames a mi alma que está en el sepulcro de sus culpas y vicios y la hagas levantar a una nueva vida, santa fervorosa, por ti mismo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Oh fina y fuerte mujer ó querida Magdalena que después de la tormenta amarga de tus llantos te resguardaste bajo el escudo
fortísimo de la virtud de la constancia siendo perpetua seguidora de tu Soberano Jesús quién en medio de sus angustias te hiciste presente y ante la huída de los apóstoles en el momento más difícil Magdalena fue testigo de tu mayor obra: la Redención.
Por esta constancia tuya yo como el menor de tus devotos te ruego nos alcances de Dios constancia, esfuerzo y perseverancia a los que siguen el camino de la perfección sin desmayar en la fe para que todos sigamos tus pasos a la dichosa Jerusalén. amén.

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