viernes, 17 de julio de 2015

Santa María Magdalena - Novena, quinto día

María, nacida en Magdala, junto al lago de Genesaret, se habría encontrado con Jesús, que le liberó de muchos malos espíritus. De ahí brotó el agradecimiento de la Magdalena y una hermosa amistad. Le acompañaba, le servía, le atendía con sus bienes y con su persona. 
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS 
¡Dios mío, uno y trino! Yo te adoro, creo en Ti, espero en Ti y te amo, te alabo y te ensalzo, ahora y para sobre todas las cosas, por Ti mismo, siempre te deseo ver, te obedezco, te amo, te doy infinitas gracias y me duelo por todo lo que me puede doler haberte ofendido, solamente por ser Tú quien eres. 
Me gozo de tus infinitos bienes y de tu infinita gloria; deseo ardientemente te adoren, te amen y te glorifiquen, y te ofrezco entre estas oraciones unidas con el amor humano Verbo, para con Santa María Magdalena, a tu mayor gloria y para honra del mismo humano Verbo y de su Santísima Madre y de la misma Santa María Magdalena. 
¡Dulcísimos Verbo humano! Te doy humildes y afectuosas gracias porque con tu divina luz ilustraste la mente de la Magdalena, y le heriste el corazón con tanto amor, que como sierva herida corrió a la fuente de su misericordia, a tus divinos pies, en donde con lágrimas y afectos intensísimos de dolor y de amor, lavó las manchas de su alma y alcanzó la perfecta remisión de sus culpas, y tan sobreabundantes gracias, que de pecadora se convirtió luego en una gran santa; te suplico por sus méritos me concedas a mí una íntima y perfecta contrición de mis pecados y el cumplido perdón de ellos y gracia abundante para que te sirva y ame en lo venidero, con inocencia de vida y fervor de caridad; por Ti mismo que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén


Aquí se pide la gracia que desea y después se rezará tres veces el Padre Nuestro y Ave María.

Bendita Magdalena necesito dar gracias al Señor. Tú que entre persecuciones, verdugos, armas estuviste al pie de la Cruz a
pesar de todo, mientras la sangre de Jesús que emanaba desde la Cruz te salpicaba, allí estabas sin morir muriendo y si había
sepulcro a Él acudías. Por este amor tan fino, te suplico no te apartes de mi corazón ya en medio de mis miserias; ya entre las fatigas de este mundo; ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre las agonías de la muerte; antes te encuentres presente a mi favor, que merezca no caer en pecado mortal y vivir siempre creciendo en las virtudes y muera confesando al Señor que me dió tu Patrocinio. Amén.
ORACIÓN:
Dulcísimo Verbo humanado, que recibiste con agrado el obsequio de Magdalena, que te hizo limpiándote los pies con los cabellos y ungiéndolos con preciosísimo licor, juntamente con tu sagrada cabeza, por la devoció y amor con que lo hacía, concédeme, te ruego por sus merecimientos, que yo limpie tus divinos pies con enmendarme de mis culpas y defectos, los bese con la confianza segura de que me las has de perdonar, o los unja con el precioso licor de un continuo ejercicio de humildad y caridad por ti mismo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.








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