María,
nacida en Magdala, junto al lago de Genesaret, se habría encontrado con Jesús,
que le liberó de muchos malos espíritus. De ahí brotó el agradecimiento de la
Magdalena y una hermosa amistad. Le acompañaba, le servía, le atendía con sus
bienes y con su persona.
ORACIÓN PARA
TODOS LOS DÍAS
¡Dios mío,
uno y trino! Yo te adoro, creo en Ti, espero en Ti y te amo, te alabo y te
ensalzo, ahora y para sobre todas las cosas, por Ti mismo, siempre te deseo
ver, te obedezco, te amo, te doy infinitas gracias y me duelo por todo lo que
me puede doler haberte ofendido, solamente por ser Tú quien eres.
Me gozo de
tus infinitos bienes y de tu infinita gloria; deseo ardientemente te adoren, te
amen y te glorifiquen, y te ofrezco entre estas oraciones unidas con el amor
humano Verbo, para con Santa María Magdalena, a tu mayor gloria y para honra
del mismo humano Verbo y de su Santísima Madre y de la misma Santa María
Magdalena.
¡Dulcísimos
Verbo humano! Te doy humildes y afectuosas gracias porque con tu divina luz
ilustraste la mente de la Magdalena, y le heriste el corazón con tanto amor,
que como sierva herida corrió a la fuente de su misericordia, a tus divinos
pies, en donde con lágrimas y afectos intensísimos de dolor y de amor, lavó las
manchas de su alma y alcanzó la perfecta remisión de sus culpas, y tan
sobreabundantes gracias, que de pecadora se convirtió luego en una gran santa;
te suplico por sus méritos me concedas a mí una íntima y perfecta contrición de
mis pecados y el cumplido perdón de ellos y gracia abundante para que te sirva
y ame en lo venidero, con inocencia de vida y fervor de caridad; por Ti mismo
que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
Aquí se pide
la gracia que desea y después se rezará tres veces el Padre Nuestro y Ave
María.
Bendita Magdalena
necesito dar gracias al Señor. Tú que entre persecuciones, verdugos, armas
estuviste al pie de la Cruz a
pesar de todo,
mientras la sangre de Jesús que emanaba desde la Cruz te salpicaba, allí
estabas sin morir muriendo y si había
sepulcro a Él acudías.
Por este amor tan fino, te suplico no te apartes de mi corazón ya en medio de
mis miserias; ya entre las fatigas de este mundo;
ya entre los dolores de las enfermedades; ya entre las agonías de la muerte;
antes te encuentres presente a mi favor, que
merezca no caer en pecado mortal y vivir siempre creciendo en las virtudes y
muera confesando al Señor que me dió tu Patrocinio.
Amén.
ORACIÓN:
Dulcísimo
Verbo humanado, que recibiste con agrado el obsequio de Magdalena, que te hizo
limpiándote los pies con los cabellos y ungiéndolos con preciosísimo licor,
juntamente con tu sagrada cabeza, por la devoció y amor con que lo hacía,
concédeme, te ruego por sus merecimientos, que yo limpie tus divinos pies con
enmendarme de mis culpas y defectos, los bese con la confianza segura de que me
las has de perdonar, o los unja con el precioso licor de un continuo ejercicio
de humildad y caridad por ti mismo, que vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
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