jueves, 13 de noviembre de 2014

162 de 365 Las Granadas

Cumpleaños de mi querida sobrina favorita Roció, hoy cumple ya 30 añitos, jajajaja, y parece que tiene 17 o 18, eso es saber cuidarse, esta echa una gran deportista y así le va a ella, la madrileña con el mejor tipazo de todo el reino, jajajaja, felicidades hermosura.
Hoy cuando estoy subiendo esta entrada hace un día verdaderamente desapacible, las temperaturas han bajado y hace el primer fresco del otoño, no llueve pero si cae una niebla mojante, de las que soportábamos cuando aun poníamos los ajos a mano, estábamos todo el día chorreando, pero como no caía fuerte allí aguantábamos, alguien siempre decía esta frase que recuerdo que era: lluvia mojante que cala a los ignorantes, jajajaja, las veces que la he escuchado y dicho en mis juventudes.
Hoy la imagen es de unas granadas, hermosas y sabrosas granadas, cuando escribo  estas letras es en Octubre y están en pleno apogeo, este año el árbol de Mary ha tenido pocas por lo que son realmente grandes, os dejo con una frase que encontré en la red y que proviene de la religión islámica, en el cual se dice que uno de los dichos del Profeta indica que” Quien coma más de tres granadas en el curso de un año, será preservado de las enfermedades oculares por ese año”. Espero os guste la imagen y ya sabéis:

Mañana más.



















¡Qué hermosa esta granada, Platero!. Me la ha mandado Aguedilla, escogida de lo mejor de su arroyo de las Monjas. Ninguna fruta me hace pensar, como ésta, en la frescura del agua que la nutre. Estalla de salud fresca y fuerte. ¿Vamos a comérnosla?.
¡Platero, qué grato gusto amargo y seco el de la difícil piel, dura y agarrada como una raíz a la tierra! Ahora, el primer dulzor, aurora hecha breve rubí, de los granos que se vienen pegados a la piel. Ahora, Platero, el núcleo apretado, sano, completo, con sus velos finos, el exquisito tesoro de amatista comestibles, jugosas y fuertes, como el corazón de no sé qué reina joven. ¡Qué llena está, Platero! Ten come. ¡Qué rica! ¡Con qué fruición se pierden los dientes en la abundante sazón alegre y roja!.

                                                                                               J. R. Jiménez

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