La risa de los campesinos es descomplicada.
La risa de los ciudadanos está llena de oscuros matices.
La ambición de los campesinos es hacer crecer bien sus
cultivos.
La ambición de los ciudadanos es superar unos a otros.
La alegría de los campesinos es participar de las
estaciones.
La alegría de los ciudadanos es alcanzar la sofisticación.
Cuando ves gente urbana en la campiña, con frecuencia los
puedes oír burlándose de la simplicidad de los campesinos.
Después de todo, tenemos tantas palabras para mofarnos de
ellos: pueblerino, palurdo, campesino, paleto, patán, montañés, bruto, zoquete,
cabeza de repollo, simplón.
Si uno se detiene a pensarlo, ¿son esas descripciones peores
que neurótico, compulsivo, estresado, ambicioso, ladino, astuto, obsesivo,
ávido de dinero, o nuevo rico?
Quienes siguen el Tao celebran la vida campestre por sobre
la difícil existencia en las ciudades. Aunque ciertamente no podemos regresar a
un modo de vida exclusivamente agrario, es beneficioso para nosotros considerar
el ideal agrario. La vida de ciudad es una construcción mental que colapsa una
vez que dejamos de hacerla realidad.
Afánate en las ciudades, si debes hacerlo. Pero no olvides
que hay poco valor último en ello. No olvides tu alma, y no olvides que un
marco rústico es la mejor manera de mantener tu alma.
Publicado por
Karin
ya empiezas de nuevo, un dia de estos creo yo mi blog.
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