lunes, 9 de febrero de 2015

250 de 365 Mariajosescobazos

Jajajaja, cuando lo lea me asesina, jajajaja, de todas formas se lo advertí, la pille infraganti, casi por sorpresa; era domingo, no muy temprano, la foto la hice desde bastante lejos, sin que notase todavía mi presencia, jajajaja, y llevaba un aire que parecía un torbellino, que velocidad, si eso daba miedo de verlo, jajajaja, solo de recordar la imagen es ya un harta a reír, jajajaja, bueno hoy ya son 250 entradas, muchas ya, aun quedan unas poquitas, por eso, por ser especial el numero de entrada, por ser especial mi amiga mariajosecobazos, por eso la instantanea aunque no tenga mucho valor fotográfico la subo hoy, en fin perdonar si no es muy buena, espero os guste y ya sabeis:
Mañana mas.



















Poema para una barrendera 

Limpias las calles y eres toda silencio.
Tomas la escoba
como se toma la llave del lugar de los desencantos.
Eres fulminación de dolor
en medio del llanto de una madre que parió un hijo.
Mujer borrada de la memoria de citas románticas.
Pero tú, barrendera:
Tan poesía, con el medio kilo de tortillas
que se abrazan a tu trazo encorvado
como una hermosa revuelta,
hermosa barrendera que aún mira el sol,
el sol en tu mano
tu mano con la lumbre molotov
molotov apuntando sigilosamente al opresor...
Últimamente piensas en bombas y hambre.
Tu angustia de saberte pronto desempleada.
Barrendera que cuelga del camión
como historia de grietas en el maquillaje del payaso.
Barrendera de cicatrices en las piernas
te han colocado los pantanos:
En la piel, en el riñón, en el espacio donde debería estar el amor.
Oler y tocar la basura
cruzar la llaga de Jesús Crucificado
como cholos, vatos, anarcos y nuestras esposas cruzando el Río Bravo.
Barrendera que separa los mundos de los pobres
cuando ya no queda casi nada.
Barres, caminas, limpias, miras:
¿Quién fuera esa banca del parque
que aún nos espera con sus 16 tuercas?
En ella han pasado primaveras,
derrumbes golpes de pecho en la iglesia.
Truena lo que llamamos vida entre sus miserias.
Estamos íntimamente unidos a la tragedia, a la sal, a los cuervos.
Pero aún nos ponemos necios y gritamos:
¡Acércate con tu cráneo al final del tormento al pueblo!
Arrúllame entre el tumulto de protestas
no dejes de gritar: ¡Guerrilla tras guerrilla entre nuestros duelos!
ahora enfermo y ahora canto viejo.
Barrendera: Dolor de ventana en casa de la madre.
Quieres la muerte.
Morir.
Mo-rir-se triste.
Muerte: nadie te conocía antes de este poema.
Y ante el punto final de la vida:
Compañera Barrendera
¿Sabe usted cuántos suspiros hacen falta
para hacer una revolución? ¿De qué viento vienen las noches
donde los guerrilleros del pueblo aman?
¿Detener el trote cuando la muerte viene
susurrante al oído ardor de metrallas?
¿Decir revolución es también tener que dejar a los hijos,
al vientre de la madre o el asiento en la sala del padre?
Compañera Barredera, lo sabes:
Vendrán a tocar la puerta y usted deberá ser pueblo.
Apenas pregunta mutilada: ¿Soñar entre la guerra?
Atándose la despedida en un poema de peces y fuga de huesos.
El día revolución pregunta:
¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Quiénes?
Y nosotros seguimos siendo racimos
de llanto desprendidos a nuestros huérfanos claveles...
como la basura en el Bordo de Xochiaca.
Por eso,
Barredera, vayamos debajo de las puertas con tientas,
vayamos dejando papeles:
¡Seamos libres!
¡Seamos amor proletario!
¡Seamos tierra expropiada!
Barrendera, a las 5 de la mañana,
cuando comienzas con tu oficio de Mujer Escoba
el borde de tus labios es como el sol cuando amanece
en una colonia de pobres.
En tus caderas de chozas desplazadas
por paramilitares podemos gritar: ¡Hacer silencio!
Barrendera
que sólo esperas que suene en el bote una moneda...
A ti te toca luchar
Ser el grito que diga: ¡Ya!

Carlos Esteban

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